La tradición judía cuenta que durante la salida del pueblo hebreo de Egipto, salieron tan rápido que no alcanzó a leudar el pan, lo que dio origen a la ostia cristiana. La salida de los judíos se realizó de noche durante la primera luna después del equinoccio, que suele ocurrir alrededor del 21 de marzo.
Es importante destacar que Semana Santa no es una fecha fija, sino un momento astronómico. El año de la crucifixión de Jesús, el “pesaj” cayó en jueves y la iglesia católica decidió mantener la correlación de días (jueves, viernes, sábado y domingo de resurrección). Así que se estableció que la Semana Santa se celebra en el jueves después de la primera luna llena después del equinoccio.
Sin embargo, hay una excepción a esta regla. Si la luna llena cae en jueves (pesaj judío), se traslada el jueves santo una semana hacia adelante para evitar superponerlos.
A partir del Domingo de Ramos, que se calcula con este método, se cuentan 40 días hacia atrás para celebrar el “miércoles de ceniza”, que marca el inicio de la cuaresma. Antes del miércoles de ceniza, se celebraban los carnavales, que eran una oportunidad para disfrutar de la vida antes de la cuaresma, que es un tiempo de reflexión, ayuno y abstinencia. Carnaval proviene de la palabra "Carnevale", que significa "adiós a la carne".
En conclusión, la fecha de Semana Santa cambia cada año porque está basada en un momento astronómico y en la tradición judía de “pesaj”. La iglesia católica adaptó esta tradición para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.